BILBAO BILBAO

Foto by Fernando Marcos Sevilla

Pues sí, haciendo patria otra vez. Y es que Bilbao se lo merece que queréis que os diga.

Por mucho que viaje, es la ciudad que más me gusta para vivir porque tiene todas las comodidades de una gran ciudad: Transporte, eventos culturales y sociales, diversidad de restaurantes y zonas comerciales pero sin embargo no pierde su esencia de pequeña Villa.

Foto by Fernando Marcos Sevilla

Para quienes no la conozcáis os diré que es la capital de la provincia y territorio histórico de Vizcaya, en la Comunidad autónoma del País Vasco. La llamamos cariñosamente "el bocho" porque el núcleo urbano se encuentra rodeado de dos cadenas montañosas de no más de 400 metros, que son los límites naturales de Bilbao.

Foto by Fernando Marcos Sevilla

A lo largo del siglo XIX y mediados del XX se convirtió en la segunda ciudad más industrializada de España,  por detrás de Barcelona. Ahora mismo estamos dentro de una revitalización estética y social (no me atrevo a decir económica), en la que tiene mucho que ver el Museo Guggenheim.  ¡Y pensar que en 1993 cuando comenzaron las obras de construcción muchos Bilbaínos no lo veían con buena cara!. La realidad es que Frank. O. Guery nos llevó a los principales circuitos culturales internacionales.

Foto by Fernando Marcos Sevilla

Un poco de historia no viene mal, pero conviene saber que en el 2010 la ciudad de Bilbao ha sido reconocida con el premio Lee Kuan Yew World City Prize, otorgado por la ciudad estado de Singapur, un premio que está considerado como el Nobel del urbanismo y que se centra en cuatro pilares: modo de vida, vigor, sostenibilidad y calidad de vida, que son fundamentales en el éxito de cualquier ciudad y su calidad de vida urbana.

Foto by Fernando Marcos Sevilla

A los bilbaínos nos podrían dar algún que otro premio también, como el de los más "chulos" y orgullosos de nacer donde hemos nacido, a pesar de que como es bien sabido "Los de Bilbao nacemos donde nos da la gana". 
Cierto es que en un primer contacto podemos resultar cerrados e incluso un poco hoscos, pero si se tiene la paciencia de conocernos bien finalmente se nos reconoce por ser gente generosa y amigable. Quizá nos cueste abrir el corazón (como a casi todos los vascos), pero cuando lo hacemos... es para siempre.