Y UNO PIENSA...

By  Cate Parr

Que por fin ha encontrado a esa persona, a ese ser que has buscado sabiéndolo o sin saber durante toda tu vida. Y de repente todo tiene sentido, tanto silencio baldío, tanta desesperanza, tanto dolor, desamor.

Pero la urgencia es latente, no

quieres dejarte llevar otra vez por esa inercia que sabes malsana, aunque tú también la sientas, aunque el ímpetu y los días que quedan sean tan pocos.

Y todo vuelve a refulgir y todo vuelve  a ser  brillante y cálido y armonioso y la ternura campa a sus anchas.

 

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Pero todo vuelve a torcerse y ya lo bonito se torna imperdonable, aunque el error o la falta primigenia no haya sido resultado de mi error, mi amor. Y de nuevo no hay lugar para explicaciones, el sin sentido, las experiencias que marcan y que nos impiden vivir lo que de verdad está delante de ti y no ves y que te hacen volverte duro y frío y ni siquiera dar la cara y despedirte de una forma humana ya que no valiente.

Sí, he cometido un error muy grande, consecuencia de tu inseguridad, por hacérmela partícipe con un simple e-mail, dejándome sufrir sin misericordia alguna, como un animal, como si hubiera hecho algo más que amarte con todo mi cuerpo, con toda mi alma.

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Y te quiero y te quiero y no puedo vivir sin ti pero no se si voy a poder perdonar que me este volviendo loca de dolor aunque te haya ofendido, aunque todo haya sido fruto de la inconsistencia en tus sentimientos por muy fuerte que dijeras que eran, que no lo fueron, porque si me hubieras amado un solo instante no dejarías que estuviera escribiendo esto, que me despertara cada mañana con un quejido, con un dolor interminable en el pecho.

¿Eres feliz?, ¿besas, amas?. ¿Has encontrado lo que necesitas? O si embargo sigues sólo con esos pensamientos que te atormentan y no me quieres contar y que quizás podría paliar con mis besos, aquellos besos ¿recuerdas?

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Y desapareces como tantos otros, tú que eras diferente que te vanagloriabas de eso, continuamente. Qué felices somos, que suerte tenemos de habernos encontrado entre tanta gente frívola y sin sentimientos. Que bien que sabemos comunicarnos que sabemos que el diálogo es la única manera. Y me cortas toda posibilidad de comunicación  y por eso escribo porque se que es improbable que me leas y si lo haces a estas alturas lo harás con otros ojos, con esos llenos de resentimiento, sin darte cuenta de que tú aún eres mi universo y que sin ti ya nada tiene sentido, aunque seamos muy imperfectos.

Ya no estrenaré esos vestidos contigo, y ¿sabes? He pensado que es mejor que cambies la chaqueta beige por la azul que te hará sentir más cómodo.

Todo lo que no me has dicho…