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lunes, 5 de agosto de 2013

DE MADEIRA AL CIELO


Uno de los pocos sitios del centro sin obras
Normalmente dedicamos bastante tiempo a planificar las vacaciones, destinos que imaginamos una y otra vez cuando estamos estresados, tristes o agobiados. Una manera para escapar de la rutina y ponernos de mejor humor sólo pensando lo bien que lo vamos a pasar y las cosas tan bonitas que veremos. Sí, normalmente yo también lo hago, pero en esta ocasión por diferentes causas me vi más o menos "obligada" a coger una oferta de última hora y no tuve tiempo de pensar ni mucho menos planificar.
Rincones escondidos...
No se muy bien lo que esperaba, pero desde luego no una ciudad entera EN OBRAS. Creo que hasta el viajero más indulgente se sentiría más que molesto.
Afortunadamente encontré lugares donde poder disfrutar de su gastronomía, pasear por algunas de las coloridas calles de Funchal, y felizmente, dar rienda suelta a una de mis pasiones; la fotografía. 
Lo más impresionante de la isla son sus paisajes escarpados, con extraordinarios precipicios y hondonadas, no aptos para quienes sufren de vértigo.
Una de las maravillosas vistas que se pueden encontrar en la isla.
No me apetecía alquilar un coche y como tengo por costumbre y es lo que más me gusta hacer cuando viajo, me mezclé entre los Madeirenses en uno de sus autobuses más "populares". ¡Por todos los dioses del firmamento! ¡No sabía dónde me había metido!. No podéis imaginar qué sensación y qué mareo, (superados los 40 grados y por supuesto sin aire acondicionado), aquellas carreteras imposibles en las que los vehículos hacían maniobras aterradoras para darse el paso unos a otros. 
Pasé auténtico miedo, e incluso llegué a pensar que ese sería mi último viaje porque aquello subía, subía y después volvía a subir un poco más, el conductor me miraba de reojo con cara de cachondeo porque yo estaba sentada en primera fila, no vaya a ser que me perdiera mi propia defenestración. Y lo que se suponía que era transporte "urbano" paraba en sitios imposibles en los que las mismísimas cabras no hubieran mantenido el equilibrio. Aquello no terminaba nunca y  el final de aquellos angostos caminos no parecía ser otra cosa, pensé, que el "cielo"...





12 comentarios:

  1. Madeira, La Perla del Atlántico, ahora Funchal esta en obras, cambiando el puerto, viven del turismo y lo necesitan. Si vas ahora, molesta un poco, de todas formas, Hay mas Funchal para ver, y sobre todo mas Madeira, bella isla, mi isla.

    Pero lo de los autobuses, es solo para los locales :-)

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    1. Si yo no digo que no me gustase la isla... pero si están en obras en la capital por lo menos deberían avisar para que no haya sorpresas desagradables... digo yo.
      Gracias Oscar. Saluditos

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  2. ¡¡¡Menuda experiencia Susana!!!... en buen lio te metetiste y sufriste. La verdad es que algunas carreteras estrechas, con precipicios a un lado son ¡¡¡para rezarse todo lo que una aprendió!!! y sobre todo cuando se cruzan dos autobuses...ufff, ufff, ufff...
    Lo he vivido en Picos de Europa, Alpes y Pirineos y la verdad, pasé miedo-miedo-miedo!!!!
    Por suerte, nada te ocurrió. ¡¡¡Esos conductores son unos "hachas del volante".
    Saluditos desde El Terrao.

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    1. Si has vivido algo así , te puedes imagianar cómo lo pasé. Menos mal que el conductor al final me ayudó un poquito porque encima me pasé de parada, con el susto que tenía... puff. Gracias a todo esos conductores que circulan por carreteras imposibles!
      Saluditos y gracias wapi

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    2. Jajajajaja, que momentazo! De todas formas, estas anécdotas son las que hacen mas interesantes algunos viajes, sobre todo de las que sobrevives.... jejejeje. Por lo menos pudiste disfrutar de esos maravillosos acantilados. Un abrazo

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    3. Ya te digo... yo intentaba pensar "Luego te reirás de esto, luego te reirás de esto" y cuando lo conté pues sí... cuando hay gente delante, pero si em acuerdo antes de dormir o así buffff qué mal rato.
      Gracias Juanan. Saluditos

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  3. Excelente Susan. De punta a punta.

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    1. Pues debe estar bien, porque la isla no tendrá otra cosa pero puntaaaas :)

      Gracias Johann. Saluditos

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  4. no conozco Madeira, pero me contaron hace tiempo qué el descenso en avión no es apto para cardíacos!!!! Y leyéndote veo que tampoco las carreteras, ains!!! Yo que tengo vértigo!!!! pero cómo comenta Ma Ángeles hay conductores únicos; yo el miedo más bestia lo pasé en Lanzarote en el Parque Nacional de Timanfaya, que el autocar iba por una carretera estrecha, y era cráter a un lado y al otro y cómo no se veía la carretera, porqué los laterales estaban fuera!!!! Iba sujeta al asiento, cómo si eso fuese a aguantar el autocar, o gua-gua, jejejejejeje. Ellos hasta lo harían con los ojos cerrados, pero tú, pasas las de Caín!!! Aunque tiene razón Juanan, al final te quedas con las anécdotas que no tenías previstas y que hicieron del viaje algo diferente!!!

    Musu Susana!!!

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    1. Uy sí... recuerdo Timanfaya, pero te aseguro que esto es mucho peor sobre todo si tienes vértigo.
      Qué serían los viajes sin anédotas? na de na... pero mientras lo pasas y encima tú solita sin nadie a quién decir !Que nos matamooos! pues chunguillo.
      Gracias Rosa. Muxus

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  5. Toda una aventura resultó! jaja Hermosas las fotografías que pudiste tomar..al menos eso! Un abrazo!

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    1. Desde luego es un lugar donde puedes hartarte de fotografíar sitios increíbles, naturaleza y más naturaleza, pero ¡sin vértigo!

      Cariños y gracias Sole

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