Piolín me llaman...
Sí ya sé lo que vais a decir, pero mi dueña no es que tenga mucha imaginación, porque tampoco ha tenido mucho tiempo para desarrollarla, pobrecita, es una preciosa niñita pero no sé calcular los años en humanos y claro como le gustan aquellos malditos dibujos que a tantos primos míos de Tenerife han fastidiado con el nombre de marras, pues así estamos, algunos dicen que fatal, pero yo tan Pichi me lo paso fenomenal en esta casa de tócame Roque.
Cuando me quitan el trapo de encima me alegro y empiezo a cantar, y se me da genial. Ellos creen que si me tapan en pleno día no me doy cuenta, como si fuera tonto... ¡anda ya!, como cuando quieren que no me entere de ciertas cosas que ocurren fuera de la alcoba, pero a mí me parece bien, nosotros cuando nos dejan nos queremos donde nos da la gana.
Normalmente se pelean a gritos, pero es que tiene los pulmones fuertes, seguro...
Mi preferida desde luego es Anita, que se supone es mi dueña porque se quedó prendada de mí un día que fueron al rastro, pero yo no tengo dueño y en cuanto pueda y no se den cuenta me las piro, a ver si puedo volar un poco por ahí que ya está bien. Sólo puedo hacerlo cuando a la niña se le antoja y en su habitación, claro. Pero a mí no me gusta nada porque acabo dándome contra los muebles porque uno sale atontao de la jaula que por muy dorada y bonita que sea no deja de ser una jaula... y no se para dónde voy y me pego unos golpes que estoy vivo de milagro.
La peque me quiere, eso sí, pero hay amores que matan, porque a veces me coge y me da besitos y se le caen babitas que para mí son como las cataratas del Niagara, entre eso y los apretujones no sé todavía cómo me mantengo vivo.
Menos mal que no suele venir muchas veces con sus amiguitos porque ahí ya paso de todo y me hago el muerto. Primero empiezan los gritos -Piolín se ha muerto, Piolín se ha muertoooo, entonces viene mamá Laura, me coge y simula hacerme una especie de boca a boca, pero me dice bajito – no te preocupes yo te entiendo, hazte el muerto que sino estos bichejos te matan de verdad. Yo hago un suspirito para que me oiga y sigo con la comedia, lo que hay que hacer por la supervivencia...
Y hablando de eso, menos mal que no tienen “un lindo gatito”, sí sí... lo sé porque me lo repiten a todas horas, en fin, por lo menos por ese lado puedo estar tranquilo.
Otras veces viene el papá que no me cuida mal, aunque casi siempre está de mal humor, me trae agua fresquita y un poco de alpiste aunque hay cosas mejores, como un rico gusanito… pero como no me entiende por mucho que le pío, y no me hace mucho caso.
Por cierto, hoy no sé qué ha pasado que está todo muy silencioso y el trapo no me lo han puesto siquiera ahora que me doy cuenta no sé qué habrá pasado. Esto es muy raro…
Josip Kotler ----.✿ _ abierto artgroup _-.✿
Llevo mucho rato esperando que aparezca alguien y nada, sigo solo. Hay un ruido que viene del fondo de la casa… ¡anda! Pero si se han dejado la puerta de la jaula abierta… voy a ver si me entero de algo aunque eso está muy oscuro.
He llegado a una habitación que no reconozco claro, no sé ni como he podido porque aparte de la cocina y el dormitorio de Anita, nunca he visto el resto. El ruido lo hace la mamá, ahora la veo que está en la cama tumbada y tapada hasta la barbilla que se le mueve mucho y dice ay ay ay… se han ido... me voy a poner cerca para que sepa que estoy aquí con ella, así al lado de su cara que está muy mojada y… ¡está salada!. Anita no está, siento que no hay nadie en la casa. Laura me coge con mucho cuidado y me pone cerca de su boca, me besa despacito, ahora comienza a respirar más lento más tranquila...