- Willem Haenraets___--✿Open ArtGroup__✿ |
Por fin conseguí el dinero suficiente para visitar la ciudad de la luz, aquella que habitaba en mis sueños y que iba a descubrir con mi amigo Daniel. No estaba segura de si iba a ser buena idea ya que no éramos exactamente amigos, los sentimientos de Dani eran un poco más fuertes que los míos, pero eso lo iba a comprobar “tout a fait”.
Nada más llegar, el barrio Latino nos acogió como un gran abrazo. Sus numerosos restaurantes y bulliciosos Bistrós, nos llenaron de alegría y oportunidades de practicar aquél maravilloso y dulce idioma que teníamos bastante olvidado. Empezamos a mirar precios y nos quedamos un poco abrumados, pero decidimos tomar un vinito por lo menos antes de buscar algún otro sitio más a nuestro nivel económico.
Era un bar moderno y lleno de gente joven. Como pude le indiqué al ”garçon” lo que queríamos, y resultó que hablaba nuestro idioma. - Ehh voilá dos vinitos para la parejita. - Oh nono... me apresuré a aclarar yo, - sólo somos amigos, estamos dando una vuelta para conocer un poco París. Daniel me miraba de soslayo con cara de asombro, pero su rostro se volvió totalmente oscuro cuando Michel, (que así se llamaba el camarero), se mostró encantado con la noticia y me informó de que enseguida terminaba su turno y podía hacernos de guía un rato. Yo miré enseguida a Daniel con cara de preocupación, pero sorprendentemente dijo que le apetecía muchísimo visitar el "Louvre" y no sé qué más y que para eso le sobraba la compañía, que se manejaría mejor él sólo. Yo me sentí además de aliviada, totalmente encantada porque Michel era muy guapo y simpático y qué mejor compañía para dar un paseo que por momentos se presentaba más excitante.
John Salminen |
Así, después de una charla tan amena como pícara me encontré, según dijo Michel en la calle “Mouffetard”, un lugar que tenía su propia historia con bruja incluida y que según mi acompañante frecuentaba mucho porque los bares y tiendas allí eran mucho más “cool” y a mejor precio.
Caminamos sin rumbo fijo entre risas y algún que otro abrazo “espontáneo”. Michel aprovechaba cualquier situación para arrimarse y si podía plantarme un beso, y cada vez más cerca de los labios . Empezaba a sentirme un poco molesta, pero pensaba que quizás en París la gente era así y yo que no había viajado mucho era un poco mojigata.
Pronto llegamos a la iglesia Saint Medard que estaba muy ambientada por un mercadillo lejos de los lujos de otras partes de La Cité, y a mí me encantó porque se podía encontrar absolutamente de todo y podía revolver entre trastos de todo tipo y ropa de lo más variopinta. Encontré un blusón “vintage” que me gustó muchísimo. Lo miré y remiré de arriba abajo y de repente Michel me abrazó y atrajo hacia su pecho, me miró muy cerca y me dijo: mon pétit lapain, está hecho para ti... y me plantó un húmedo y excesivamente largo beso en los labios. -Pero... ¿qué haces?, me parece que te has pasado dije apartándome. Michel me miró con cara displicente murmurando “Oh lalá, lalá...”
Se acabó pensé, no tengo porqué aguantar más a este cretino y sin más me di media vuelta y me puse a caminar con fuerza y rápido hasta que llegué a uno de los hermosos puentes de París. Me senté mucho más tranquila ya y me puse a mirar a mi alrededor. Todo era fantástico, la belleza de París me embriagaba, había mucha gente paseando y entre ellos una figura me resultó conocida. Era Daniel! Que me sonreía con cara de sorna… Qué tal la tournée? ohmmm no sé porqué me da que lo sabes mejor que yo…