Cuando dos personas se conocen pueden pasar dos cosas; que no se encuentren interesantes en ningun sentido y la indiferencia impere, o que surja la química inmediátamente, ya sea en forma de amistad o de algo más. En el segundo caso lo deseable sería que las cosas fluyeran y que ese nuevo encuentro nos llevara a algún tipo de satisfacción, física y/o intelectual. Desgraciadamente hay muchas veces que eso no ocurre ni por asomo, y esto nos pasa a hombres y mujeres, así que para variar no vamos a entrar en la guerra de sexos.
Fele Martínez |
Yo voy a hablar de la química pura y dura, la que nubla la mente y no deja ver más allá.
Sí que es cierto y lo he comprobado por mis conversaciones con mujeres de todo tipo, que para "nosotras" la pasión tiene que ir acompañada de sentimiento, en mayor o menor grado. Que aunque la emoción sea la misma, necesitamos de más "adorno" de más..."circunloquio", por no hablar de la "conquista", una verdadera pena que se haya perdido, porque no hay nada más sexy que la seducción, la persuasión... lenta pero segura. Las prisas núnca fueron buenas, para casi nada.
Lo malo es que vivimos en un mundo de inmediatez en el que casi todo se consigue al instante. No digo que volvamos a la época de trovadores y damiselas, pero ¡Por Dios! hay que darle un poco más de emoción al asunto.
Todo esto sin tener en cuenta si el sujeto de nuestra pasión nos "conviene" o no, porque hay veces que queda bien claro esto primero, en poco tiempo, a veces en cuestión de minutos.
El asunto es que cuando la química se establece y no se da rienda suelta a ese estado de exaltación, que por otra parte para algunos no se da con demasiada frecuencia, puede pasar cualquier cosa y me temo que ninguna buena.
Como dice el refrán, o dicho popular: "Prefiero arrepentirme de lo que hice, no de lo que dejé de hacer". Hasta hay una página de Face Book con ese nombre, ¡Qué no habrá en las rede sociales!. En fin, me váis a perdonar, pero tengo un poco de prisa. Me he dejado alguna tensión por ahí que necesita resolverse...