Es complicado terminar una relación, aunque no funcione. Nos volvemos débiles, cobardes. Nos asusta el cambio, el vacío de una vida a solas con nosotros mismos. Pero cuando se acaba, se acaba, y alargar la agonía no sirve de nada.
Lo ideal, después de haber compartido nuestro precioso tiempo con otra persona, sería reconvertir esa pasión inicial, que unas veces dura más que otras, en una amistad… del tipo que sea.
¡Cuantas veces habremos oído o dicho la frasecita de marras! Confieso que yo nunca la he utilizado, precisamente porque la he oído pronunciar en unos labios que todavía llevaban mi sabor. Dar opciones inexistentes es sencillamente cruel e innecesario.
¿Es una falacia la amistad entre hombres y mujeres? Pues… para la que suscribe Sí. Me encantaría decir que todo es posible, pero cuando media algún tipo de atracción, siempre bajo mi muy particular experiencia, la amistad bien entendida no es viable.
Cuidemos de verdad las amistades que ya tenemos porque seguro que la pasión volverá, silenciosa o exultante, y quién sabe si viene para quedarse.
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